Memoria

En ocasiones los recuerdos vienen a nosotros sin previo aviso y se postran en nuestra conciencia para detonar en nosotros la existencia de otro tiempo, un tiempo que ubicamos como nuestro, un tiempo vivido.

En otras, algunos recuerdos insondables nos atrapan para dejarnos en la incertidumbre de su origen o incluso de su propietario. ¿Es mío este recuerdo? Memorias infantiles quizá, que nos saben ajenas, pertenecientes a un tiempo carente de continuidad, pero que se sienten en la piel, recuerdos sensacionales atados al viento, al sabor de la tierra, al calor del sol sobre la espalda.

Pensamos que nuestros recuerdos siempre estarán allí hasta que descubrimos lo contrario. Llegará el momento de la vejez, si es que llega, y toda esa enciclopedia de experiencias personales comenzará a evaporarse con lentitud, a volatilizarse poco a poco, y aquellos quienes suponíamos que éramos, dejarán de ser, y volveremos a ser niños.