La niña de las colitas

La pequeña lleva dos colitas de cabello a los lados de la cabeza, su madre se las hizo para que fuera más práctico su desempeño en la escuela. Su cabello siempre ha sido rebelde, grueso y negro, muy negro.

-¡Basta! ¡Basta!. Quiere decir ella al niño que le toma fotos a escondidas; pero nunca ha podido hablar cuando de verdad lo necesita. Solo mueve la cabeza y las manos como si un enjambre de abejas la atacaran en el momento que él dispara la cámara.

Ella persigue al niño por todo el patio de la escuela durante el recreo hasta que las maestras la reprenden por molestar a un niño tan bonito. Le gritan, la encierran. 

Algo en los ojos de ella los atemoriza, y su negativa al habla les desespera. Después la liberan cinco minutos antes de volver a la clase, para no sentirse culpables de que la han dejado sin recreo.

Los días pasan. Ella no tiene amigas ni amigos. Sola vaga por el recreo de la escuela, mira las plantas y les sonríe. De pronto y sin aparente razón, la niña se agita en el aire. Entonces las maestras la miran a lo lejos y sienten pena.

Cierto día siente que las abejas están a su alrededor, trata de mirar si el niño está allí, pero no está. Mira para todas partes y lo único que puede encontrar son masas de otros niños corriendo y jugando, pero nadie, absolutamente nadie la mira. Observa el cielo, inmenso cielo...

Un hombre de quizá cuarenta y cinco años mira fijamente una foto impresa. Es la niña de las colitas que le intrigaba en la infancia. Sobre la mesa hay quizá poco menos de quinientas fotografías de la misma niña en distintos momentos, algunas están arrugadas, viejas, manchadas.

Las abejas no existen pero tampoco se han ido y ella no puede tolerarlo. Entonces las maestras la miran a lo lejos y sienten pena. 

La pequeña camina cinco pasos y después esquiva a las abejas. A cada imagen que mira él, ella esquiva las abejas.

¡No puede hacer nada!, las acciones del futuro están afectando su presente y su conciencia es demasiado pequeña como para entenderlo. El hombre, que es el niño en otro tiempo, la mira a través de sus quinientas ventanas. Entonces la pequeña de las colitas corre a una de las ventanas del sótano. Se hace un ovillo y allí deja de sentir a las abejas. 

Él busca desesperadamente una imagen de la niña de las colitas en la ventana del sótano pero nunca tomó una sola de ese preciso lugar.

Las maestras la buscan, no la encuentran.
Pronto la descubrirán llorando hecha ovillo en una de las ventanas del sótano.
Ya han llamado a su madre. Será transferida a otra escuela.