Retomando

Llego al puente que divide dos partes distintas del pueblo, es de madera y muy vistoso, un pequeño río corre por debajo. El Músico ya estaba allí cuando llegué. 

Él toca la flauta de pico, toca una melodía muy sencilla que en realidad me parece intrascendente y vana. Lo saludo y me saluda con su aire de indiferencia. De pronto me da la flauta y descubro que se trata de mi propia flauta, aquella que usaba algunos años atrás.

Comienzo casi sin darme cuenta a tocar de oído la pieza que el Músico tocaba hace unos momentos. Poco a poco la voy armando hasta que la tengo completa. Él me mía y escucha. Una vez que la tengo comienzo a repetirla, y cada vez que la toco me parece más rica y emotiva a pesar de su simpleza. 

Repito la melodía una y otra vez hasta quedar completamente conmovido. Estoy al borde del llanto, las notas me han parecido grandiosas, mi estado de ánimo se ha transformado radicalmente y me arrepiento de haber juzgado mal tan hermosa pieza. Miro alrededor pero el Músico ya no está allí.