Zopilote




Un zopilote entra caminando al escenario. Con la cabeza a gachas busca un poco de carroña sobre la duela moviéndose cautelosa y tímidamente como si se sintiera observado mientras la luz se concentra en su cuerpo negro y la audiencia lo mira en silencio.

-¡¿Cuál es tu nombre?! Pregunta el Director de la obra mientras permanece sentado con seguridad sobre su silla... El zopilote responde con timidez. A lo que el director contesta: -Me suena familiar, aunque no hay muchos con ese nombre... 

...Si si, ya lo recuerdo, trabajé con un zopilote que llevaba ese mismo mote hace algunos años ya. ¡Era parte de la Asociación Nacional de Teatro, uno de los buenos, Expresa el director. -Ay y cómo le fascinaba la Tragedia... agrega finalmente.

Carcajadas enormes comienzan a surgir desde el escenario en crescendo, el Director se levanta complacido y mirando a su equipo de actores los insta a bailar. Todos realizan un baile sin sentido frente al animal. Chocan uno contra otro, se persiguen, muerden, congregan, abrazan y congelan a la voz del Director. 

El zopilote, algo asustado y nervioso comienza a reír también. Danza elegantemente y mira las reacciones circundantes. Una vez que sabe que tiene la atención de todos, se aproxima al Director y lo rodea. Camina en círculos al rededor de él, en lo que parecen infinitas vueltas, desafía así su autoridad. Ambos entran en una discusión acalorada que tampoco parece conducirlos a ninguna parte mientras los demás actores escuchan atentamente. Al mismo tiempo este dueto hace entender a la audiencia que todo es parte del espectáculo.

El zopilote ríe, ríe y ríe, para después gritar a todo pulmón desde la ventana del edificio, dejando boca abierta al Director por la sonoridad de su graznido. 

A la distancia y desde el parque un hombre que parecía atento al grito contesta con otro alarido enorme, con la variante de que al hacerlo, pronuncia la palabra: ¡¡¡¡GOOOOOOL!!!!

La audiencia Ríe complacida.



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