Un día a la vez

Es impresionante cuando al caminar tranquilamente por la banqueta de una calle despejada, casi vacía, uno trate de cruzar al otro lado y en ese mismo instante aparezca una jauría de automóviles impidiendo el paso. Lo inconcebible es que sea repetitivo, que dure años... ¡años! tratando de cruzar la calle cuando parece no venir automóvil alguno y entonces de no se sabe dónde, venga uno, o varios, o muchos.
   De la misma forma y por la mañana después de un buen baño caliente justo al salir de casa muy limpios en camino al trabajo, la escuela o a cualquier actividad cotidiana; una nube de polvo aparece por quien sabe dónde y nos envuelve sin poder evitarlo. Puede ser una señora barriendo la entrada de su casa, un camión de volteo vaciando material, un perro agitando las patas cerca de un árbol en el parque, o cualquier otra cosa gobernada por el "azar". 
   En fin, quizá baste con no prestar mucha atención a ello y tampoco hacer caso de la hora en el móvil cuando es maravillosamente simétrica 14:41, 04:40, 10:01, 11:11 una y otra vez al mirarlo sin querer o accidentalmente incluso. Quizá debamos hacer algo parecido cuando por la mañana el reloj despertador hace exactamente lo mismo justo al abrir los ojos o incluso en la computadora antes de cerrarlos para dormir. 
   Finjamos que esto es solo un sueño que comienza a tener ciertas fallas constantes que nos dan razón de su existencia. Que despertar misteriosa y repetidamente a cierta hora de la madrugada sin quererlo, es común. Finjamos, a pesar de que todo esto acontezca día tras día, o quizá noche tras noche, que así son las cosas, como bien lo decía Janis Joplin "...as a matter of fact, as we discover in the train, tomorrow never happens. It´s all the same fucking day, man".